Los desmoramientos y caídas de piedra provocados por el derretimiento del “permafrost” -tierra congelada que cohesiona las montañas- se multiplican en Suiza, en particular en el cuello del Susten, y la situación es crítica en la zona este del Eiger.
Las altas temperaturas amenazan con desprender 2.000.000 de metros cúbicos de roca sobre el glaciar de Grindelwald, el equivalente a 2000 edificios. Entre 500.000 y 700.000 metros cúbicos de piedras cayeron anoche sobre el glaciar Grindelwald, desprendiéndose de la cara oeste del Eiger. Se espera que el resto de los dos millones de metros cúbicos caigan en breve, por lo que la zona permanece cortada.
Según informa el geólogo Hans Rudolf Keusen, una masa rocosa de dos millones de metros cúbicos (el equivalente a unos 2000 edificios) podría desmoronarse próximamente cayendo sobre la parte inferior del glaciar de Grindelwald. Hasta el jueves pasado, los movimientos de la gran masa rocosa eran de 65 centímetros al día. Pero el viernes se aceleraron llegando a los 92 centímetros. La falla que se está creando alcanza ya los 5 metros de anchura. Hoy lunes tendrá lugar una reunión entre los geólogos y las autoridades para estudiar un plan de actuación que defina el procedimiento que habría que seguir en caso de que el desprendimiento se produjera.
Según el mismo geólogo, también el retroceso del glaciar de Grindelwald es responsable de la falla, ya que no sostiene la pared, como hacía antes. Durante el periodo 2004-2005, 84 de los 91 glaciares estudiados en Suiza retrocedieron, en algún caso hasta más de 200 metros. Los otros 7 se mantuvieron estables, pero no aumentaron.
El jueves por la noche, en el cuello del Susten, se produjo un desprendimiento de 120 metros cúbicos de piedras, que taponó la carretera.
Las autoridades suizas se enfrentan a la amenaza sobre las personas y las infraestructuras turísticas que estos desprendimientos pueden provocar, en especial sobre instalaciones turísticas, trenes, carreteras de montaña. Para la comunidad montañera, éste problema adquiere carácter principal, no sólo por el peligro que en estos momentos supone practicar el alpinismo en determinadas zonas, sino porque esto supone la desaparición de lugares míticos para cualquier alpinista.
Hace tres años se dió la voz de alarma: el inusitado aumento de temperatura que se viene produciendo durante los últimos veranos amenazaba con provocar grandes desprendimientos en los Alpes. Ya entonces los científicos alertaron de que el “permafrost”, o tierra congelada, que ocupa casi el 6% de la superficie de Suiza, y que hace de elemento cohesionador de la montaña, corría el peligro de derretirse. Por lo tanto, el aumento de temperaturas, que funde este hielo soldador, hace que la montaña quede en un equilibrio inestable que amenaza con desmoronarse en cualquier momento. En 2003 ya vivimos grandes desprendimientos en el Cervino, varios en el Eiger, y otro destrozó la carretera del Grand-St-Bernard.
Fuente: Barrabes