El I Congreso Internacional de Bioenergía celebrado la semana pasada en Valladolid ha desvelado las claves de lo que será una nueva revolución agrícola: la recuperación de los campos para obtener biomasa, fuente principal de la materia prima necesaria para la bioenergía. Aunque el sector ha cobrado fuerza en Europa, en España comienza a plantearse como una nueva oportunidad para el sector agrario, como una alternativa a la dependencia energética del petróleo y como una manera de cumplir los compromisos del Protocolo de Kyoto. La contribución de la bioenergía al abastecimiento de la energía primaria mundial podría alcanzar el 50% hacia el año 2050. España tiene un mercado potencial de 53 millones de consumidores de bioenergía.
El I Congreso Internacional de Bioenergía se celebró la semana pasada en Valladolid con la participación de más de tres mil profesionales, empresas y agentes institucionales del sector, tanto de España como de Europa (Francia, Italia, Suecia, Alemania, Finlandia, Austria, entre otros) y América Latina.
En el congreso se han visto representados los agentes de este incipiente sector que se emerge como una oportunidad de desarrollo endógeno de la economía rural, ya que el sector primario es la fuente principal de la materia prima necesaria para la bioenergía: residuos agrícolas y forestales, así como cultivos energéticos específicos, son una nueva oportunidad para la dinamización de los campos.
El crecimiento previsto y fomentado desde la UE de los cultivos energéticos se ha convertido en un componente importante de la agroeconomia y proporciona un gran estímulo para la nueva agricultura y la ordenación rural, con inversiones para la manipulación de la biomasa, su almacenamiento, el transporte, el acondicionamiento, la conversión y transformación en combustibles fácilmente utilizables, etc.
Las bioenergías cuentan, además, con una diferencia comercial contundente: son limpias, no comprometen el futuro económico de un país o una región y son verdaderamente sostenibles.
Las oportunidades por tanto están claras para ingenieros forestales y sectores asociados, existiendo incluso una incipiente voluntad política manifiesta para aprovecharlas: programas europeos, nacionales y regionales de fomento del uso de energías renovables, entre las que se incluyen las bionergías, plantean inversiones y objetivos para los próximos años que reduzcan la dependencia exterior de los combustibles fósiles.
En el congreso de Valladolid se han podido ver además experiencias de países muy avanzados en la materia, como Suecia o Finlandia, con niveles de uso de la bionergía muy significativos. También se han presentado casos prácticos que ya están funcionando con éxito en España: plantas de biomasa de producción de electricidad, ejemplos locales de uso de biomasa a pequeña y gran escala, instalaciones de producción de bioetanol y biogas.
El congreso ha tratado asimismo los elementos más relevantes para el despegue definitivo del sector: formación, logística, tipos de producción posibles (pellets, biogas, biodiesel, bioetenol), por lo que ha sido asimismo una oportunidad para profesionales y empresas.
En la exposición paralela al congreso se ha podido observar, asimismo, una representativa muestra del sector bioenergético nacional y europeo y de las últimas innovaciones tecnológicas.
Bienergía, biomasa
La bioenergía es la energía que se obtiene a partir de biomasa, que es la materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado, utilizable como fuente de energía. Biomasa es por tanto toda planta o materia que hay sobre la superficie: residuos agrícolas – paja, orujos-, residuos forestales, restos de las industrias de la madera -astillas, serrín- y cultivos energéticos -cardo, girasol, paulonia.
La biomasa se utiliza para generación de calor, frío, electricidad o transporte. Para facilitar su uso se transforma en biocombustible sólido -pellets, briquetas o astillas-, líquido -biodiésel o bioetanol- o gaseoso -biogás.
En muchos sentidos, la biomasa puede considerarse como una forma de energía solar almacenada, ya que las plantas utilizan esta energía para capturar CO 2 y agua a través de la fotosíntesis. Además, es un combustible no fósil, neutro desde el punto de vista del ciclo del carbono (ciclo natural del carbono entre la tierra y el aire).
Las emisiones de CO 2 que se producen para la obtención de biomasa, al proceder de un carbono retirado de la atmósfera en el mismo ciclo biológico, no alteran el equilibrio de la concentración de carbono atmosférico, y por tanto no incrementan el efecto invernadero. Su uso contribuye a reducir las emisiones de CO 2 a la atmósfera, siempre que sustituya a un combustible fósil.
Las ventajas de la bioenergía son, puestas de manifiesto en el congreso, son: permite reducir la dependencia respecto a los recursos fósiles, ya que España cuenta con la materia prima para producirla, reduce el efecto invernadero porque durante su combustión sólo libera la cantidad de CO 2 captada por la planta durante su crecimiento y por último permite la creación de empleo en el medio rural.
Por último, la biomasa se ha planteado como una de las fuentes de energía renovable que más aportación puede realizar al Plan de Fomento de las Energías Renovables de España en los próximos cinco años y contribuir, así, al cumplimiento del Protocolo de Kyoto.
Una de las fuentes para producción energética que impulsará el Plan de Fomento de Energías Renovables en España hasta 2010 será la biomasa. Según este plan, en 2010 las centrales de biomasa producirán en España 8.980 GW/h, frente a los 2.193 GW/h del año 2004. Para alcanzar este objetivo se necesita el despegue definitivo de su cadena de funcionamiento.
Atractivo mercado
Un reciente informe de Reuters Business Insight1 estima que la contribución de la bioenergía al abastecimiento de la energía primaria mundial podría alcanzar el 50% hacia el año 2050, mientras que el consumo anual sería de menos de un 10 % del crecimiento vegetal anual y de 270 EJ en términos de producción de energía. La Península Ibérica ofrece, por su parte, un mercado potencial de 53 millones de consumidores de bioenergía, lo que representa 14% de la población de la Europa de los Quince.
La bioenergía representa una oportunidad de negocio en la Península Ibérica no sólo por el potencial de consumidores existente, sino también por la materia prima de la que dispone. Así lo percibieron los empresarios entrevistados en el estudio de mercado que se realizó en el ámbito europeo para determinar la necesidad de organizar Expobioenergía’06: el 36% de las empresas entrevistadas manifestó confiar en un alto crecimiento del mercado ibérico en los próximos tres años.
Además, la coyuntura económica mundial, que afecta al precio del petróleo; la ubicación geográfica, que supone una alta dependencia energética de España y Portugal; y otras circunstancias como el cambio climático, el Protocolo de Kyoto y las decisiones de la Unión Europea para contribuir a lograr sus objetivos, obligan a pensar en el desarrollo de energías alternativas.
Un sector maduro, menos en España
Según Francisco Javier Díaz González, Presidente de Avebiom, asociación organizadora del Congreso, la bioenergía ya puede considerarse un sector maduro como actividad industrial: es producida hoy por hoy en centrales eléctricas, generando MWs de electricidad, agua caliente para redes de calefacción para comunidades locales, y todo esto utilizando la biomasa sólida.
También con biomasa sólida en forma de astillas o pellets se calientan multitud de viviendas, escuelas, centros médicos, etc. utilizando unas calderas totalmente automatizadas.
A su vez, los biocarburantes líquidos permiten disponer de transportes más limpios y los biocombustibles gaseosos son utilizados para generar electricidad o para el consumo doméstico. Todos estos son ejemplos de la madurez de la bioenergía como sector de actividad que establece la diferencia para combatir y reducir los efectos del cambio climático.
Sin embargo, en España el desarrollo de la bioenergía está siendo extremadamente lento, debido sobre todo a la falta de apoyo político suficiente, según se expplicó en el congreso de Valladolid. No será posible que la bioenergía ocupe el lugar que le corresponde, sin que todos los responsables implicados se impliquen más directamente..
Sin embargo, en otros países de nuestro entorno la situación es bien diferente: Suecia, Finlandia, Austria, Dinamarca, Italia, Alemania, Francia, y en menor medida Inglaterra, han apostado ya de forma decidida por la bioenergía, legislando a favor de su desarrollo, fomentando la concienciación de la población y apoyando iniciativas industriales.
Los grandes avances tecnológicos fomentados por la necesidad de mantener un medio ambiente saludable, han permitido la realización de una buena parte de este progreso de la biotecnología en Europa, pero la inversión creciente en la investigación y el desarrollo de la bioenergía promete una conversión energética todavía más eficiente en un futuro no muy lejano.
Campaña europea
La promoción de la bioenergía forma parte de la Campaña Energía Sostenible para Europa 2005-2008, una iniciativa de la Comisión Europea que se enmarca en el programa Energía Inteligente para Europa (2003-2006).
El objetivo de este programa es lograr una mayor sensibilización por parte de la población y fomentar la producción y el uso sostenibles de la energía entre los ciudadanos y las organizaciones, las empresas privadas y las autoridades públicas, las agencias comercializadoras y energéticas, las asociaciones industriales y diversas ONG en toda Europa.
Artículo publicado por Yeray Martínez. Ingeniero de Montes y Presidente de Genea Consultores, empresa especializada en gestión forestal.
Fuente: Tendencias 21