El proceso de deshielo del Polo Norte se acelerará drásticamente en los próximos años, de manera que para el verano de 2040 se encontrará libre de hielo y el Océano Ártico podrá atravesarse en barco.
Así lo estiman al menos expertos reunidos en la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático en Bremen (norte de Alemania), basándose en mediciones por ordenador y a través de boyas distribuidas por el círculo polar, que registran los movimientos de las corrientes marinas y las fluctuaciones de las capas de hielo, así como su grosor.
Dicho proceso tendrá consecuencias más allá de la región ártica, advirtió el oceanógrafo Eberhard Fahrbach, del Instituto Alfred Wegner para Investigaciones Polares y Marítimas, en la presentación del proyecto «Damocles». En el proyecto participan expertos de 45 institutos de investigación, procedentes de 12 países europeos, en cooperación con Estados Unidos, Canadá y Japón.
Los investigadores recordaron el papel que desempeñan ambos círculos polares en el clima del resto del mundo, así como el hecho de que los cambios se evidencian en esos dos extremos mucho más deprisa que en el resto del planeta.
El creciente tráfico marítimo acarrea graves consecuencias para los fondos marinos, así como en materias primas, explotación de crudo y gas, del Ártico.
El pasado septiembre, científicos estadounidenses advirtieron ya de que los hielos eternos del Polo Norte se habían reducido en 2004 y 2005 en un 14 por ciento.
En total, desapareció una superficie de hielo permanente de 730 mil kilómetros cuadrados, más del doble que toda Alemania.
Otro estudio, realizado por científicos canadienses y estadounidenses del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR), de la Universidad de Washington y de la Universidad McGill advierte de que, para el año 2040, la capa de hielo que cubre el Ártico puede haber desaparecido.
Para llegar a esta conclusión, el equipo científico ha efectuado diversas simulaciones con superordenadores que muestran que, de continuar la actual tasa de acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, para el verano boreal de 2040 sólo quedará una pequeña franja de hielo perpetuo en el norte de Groenlandia y Canadá.
El estudio, que se publica esta semana en la revista Gephysical Research Letters, analiza el impacto de los gases de efecto invernadero en el Ártico. Los escenarios por ordenador muestran cómo la capa helada se podría reducir de forma vertiginosa cada septiembre en 20 años, y cómo podría retroceder cuatro veces más rápido de lo que nunca antes se habría observado.
Los expertos apuntan como principales causas de la pérdida de hielo que el agua oceánica absorbe más luz solar que el hielo, lo que supondría que áreas marinas libres de hielos acelerarían el riesgo de calentamiento.
Además, se espera que el cambio climático influya en gran medida en la circulación oceánica y en que las corrientes más calidas se dirijan al Ártico.
Los científicos sugieren que la manera más efectiva de evitar la enorme pérdida de hielo y el aumento del calentamiento global es la puesta en marcha de agresivas medidas que reduzcan todas las emisiones de gases que producen el terrible y desastroso efecto invernadero.
Fuente: El Universal