Desde la cumbre de Río de 1992, cuando por primera vez el ser humano se reunió para tratar las alertas climáticas, cada reunión, cada proyecto, cada promesa estaba llena de palabras pero vacía de contenido.
Y mucho tenemos que temer para que ocurra lo misma con el encuentro celebrado estos días en Madrid. Empezaron al estilo de los shows norteamericanos con la llegada entre aplausos del célebre Al Gore. Pero tras un discurso del ex vicepresidente que lleva soltando por el mundo hace dos años, el mismo, por un puñado dólares, esta reunión perdió interés.
PALABRAS
En la clausura del I Encuentro de Energía, Municipio y Calentamiento Glogal, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y el Ayuntamiento de la capital han proclamado la ‘Declaración de Madrid’.
Con el texto invitan a todas las corporaciones locales a adherirse a la misma y a asumir los compromisos de lucha contra el cambio climático que incluye. Pero la ventaja de las invitaciones es que cortésmente puedes rechazarlas.
La invitación incluye muchos proyectos concretos que pueden ser eficaces para reducir las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero responden a infraestructuras sobre las que pivotan las competencias y los servicios locales.
SIEMPRE TARDE
Sus promotores se han comprometido a poner en marcha políticas locales de lucha contra el cambio climático, y a establecer medidas transversales al menos en las políticas de ordenación del territorio y urbanística.
La declaración fija además el compromiso de sus firmantes de mantener oficinas u observatorios ‘en red’ para asegurar la transferencia de conocimientos y de experiencias sobre las mejores medidas y técnicas existentes en el mercado para reducir las emisiones.
El problema es que lo que hoy se presenta como novedad, se propuso hace diez años y se llama Agenda 21 para que cada localidad pueda actuar de modo equilibrado con su entorno. Lo que debería de ser la norma se ha convertido en enclaves anecdóticos donde sí lo han aplicado.
O TODOS O NINGUNO
El texto corrobora que la lucha contra el cambio climático requiere acciones en todos los niveles de gobierno, y que las administraciones locales se deben responsabilizar de las emisiones de gases de efecto invernadero ya que son consumidoras y emisoras de esos gases.
Pero mientras EEUU o Japón sigan negando protocolos como Kyoto nadie sensato aceptará la invitación de los Gobiernos del mundo desarrollado. Y es que los que tratan de pregonar la lucha, como España, son los primeros que lo incumplen. Además, mientras los que contaminan más de la mitad del total no se adhieran, mejor quedarnos en casa.
Fuente: Periodista Digital