A bordo del buque de Greenpeace Esperanza, la organización ecologista presentó el viernes en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) la mayor expedición de su historia, «Un año en la vida de los océanos».
Desde ahora hasta febrero de 2007, Greenpeace recorrerá cuatro de los cinco océanos del Planeta para denunciar la crisis ambiental que sufren los ecosistemas marinos en todo el mundo y para mostrar su importancia para la Humanidad.
Este lanzamiento coincide con el Aniversario del hundimiento del Prestige, que provocó la mayor catástrofe ambiental de la historia de España afectando a más de 3.000 km de costa y cuyos efectos se sentirán en los ecosistemas marinos aún durante años.
«Hacemos frente a una situación que se agrava día a día. Nuestros mares han alcanzado cifras antes desconocidas de especies de peces, aves y mamíferos que se dirigen hacia la extinción. Esta misma semana conmemoramos una de las fechas más funestas para el medio ambiente marino en España. La respuesta de Greenpeace es el lanzamiento de la expedición en barco más ambiciosa de nuestra historia para señalar a los culpables y exigir la creación de una red de reservas marinas en todo el mundo que nos permita recuperar la salud de nuestros océanos», ha declarado Juan López de Uralde, Director Ejecutivo de Greenpeace en España.
La expedición comenzará este fin de semana, momento en el que dos de los barcos de Greenpeace, el MY Esperanza y el MY Artic Sunrise, dejarán Ciudad del Cabo para oponerse a la caza de ballenas en el Santuario Ballenero Antártico.
Pese a las protestas internacionales y a las continuas demandas por parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que detenga la caza de ballenas, este año Japón pretende doblar su captura de rorcuales aliblancos para llegar hasta los 935 ejemplares. Para agravar aún más la situación, los arponeros capturarán además otras dos especies: 10 rorcuales comunes este año, a los que el año que viene añadirán 40 rorcuales comunes más y 50 yubartas. Ambas especies están consideradas especies amenazadas.
«Pese a la moratoria sobre la caza comercial de ballenas en vigor desde 1986 la comunidad internacional ha sido incapaz de detener esta actividad. La industria ballenera ha ido conduciendo a una especie tras otra al borde de la extinción. Greenpeace se dirige una vez más al Santuario Antártico a proteger a estas especies y a exigir el fin inmediato de esta actividad», ha declarado Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace.
La mitad del oxígeno que respiramos proviene de los océanos. A cambio los estamos ahogando. Contaminándolos con petróleo u otros productos químicos, provocando su calentamiento global o agotando sus recursos pesqueros. Los buques de pesca industrial se han extendido por todo el globo empleando técnicas destructivas como el arrastre de fondo. La contaminación con productos tóxicos ha llegado a zonas casi vírgenes como el Océano Ártico. Greenpeace considera que es hora de hacer frente a la situación y actuar de forma decidida.
– Tres cuartas partes de los caladeros del globo están plenamente explotados, sobreexplotados o agotados;
– en algunas pesquerías de arrastre hasta el 90% de las capturas son devueltas muertas al mar por su escaso valor comercial;
– la cantidad de grandes peces hoy en día es tan sólo un 10% de los niveles anteriores a la industrialización de la pesca;
– en algunas pesquerías importantes hasta el 30% de las capturas proviene de buques con bandera de conveniencia;
– un 25% de los arrecifes de coral, los ecosistemas marinos más diversos, ha desaparecido;
– aproximadamente el 25 por ciento de la superficie de manglares ha desaparecido en los últimos 20 años;
– la pesca excesiva, el cambio climático, la disminución de la capa de ozono o la contaminación son amenazas de alcance global para los océanos.
«Necesitamos hacer frente a los problemas de la sobrepesca y dar tiempo a las poblaciones de peces a que se recuperen. Los Gobiernos del mundo deben cumplir con sus compromisos internacionales estableciendo una red efectiva de reservas marinas que pueda ayudar a la recuperación de los ecosistemas dañados por el ser humano», añadió Losada.
A su vuelta del Océano Antártico, el Esperanza continuará su expedición de 14 meses por cuatro de los cinco océanos. Al mismo tiempo irá identificando lugares que deben ser protegidos como parte de una red global de reservas marinas. Greenpeace demanda que el 40% de los océanos del mundo sean designados como reservas marinas. Gestionar una red global de reservas marinas costaría unos 12.000 millones de dólares al año, la misma cantidad que se gasta anualmente en Europa y Estados Unidos en perfumes.
Para apoyar la campaña Greenpeace espera conseguir un millón de «Defensores de los Océanos» en el curso de su expedición, personas que se unirán a sus demandas de acción durante 2006.
Fuente: Portal del Medio Ambiente