Alemania, uno de los países de la UE que ha hecho más esfuerzos por combatir el calentamiento global, aprobó ayer un ambicioso «paquete climático», que comprende 14 medidas que obligarán a la industria y a los consumidores a ahorrar energía y a impulsar las fuentes alternativas, con el fin de reducir hasta el 2020 la emisión de gases efecto invernadero hasta un 40%.
El paquete fue calificado por el ministro de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, en su presentación a la prensa de «ambicioso porque es el único en todo el mundo que concreta cómo llevar a la práctica» la lucha contra el calentamiento global y porque «aumenta las inversiones en un 200%, ya en el 2008». También el ministro de Economía, Michael Glos, recordó que «Alemania quiere desempeñar un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático», a lo que Gabriel agregó que «si en Bali se acuerda una reducción del 30% hasta el 2020, Alemania reducirá sus emisiones en un 40%».
Para ello, y antes del 2020, deberá aumentar el porcentaje de energía solar, eólica y de biomasa del 12% actual que se produce en Alemania a entre un 25% y un 30%. También aumentará el uso de biocombustibles y el suministro de biogás a través de la red de gas natural. El amplísimo paquete de medidas fue pactados por los tres grandes partidos del país.
Por su parte, las organizaciones ecologistas aprovechan el escaparate de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático de Bali para presentar propuestas, que van desde la creación de un fondo millonario para frenar la deforestación a propuestas de recorte de emisiones de gases hasta en un 80%.
Propuestas ecológicas
Decenas de activistas medioambientales dan conferencias estos días en Bali para llamar la atención sobre los problemas que les preocupan y plantear sus soluciones al calentamiento global. Las peticiones de las oenegés se sucedieron ayer después de que Greenpeace solicitase el establecimiento de un fondo internacional de unos 14.000 millones de dólares para financiar la conservación de las selvas del planeta. La Llamada de Atención Global contra la Pobreza insta a un compromiso global para reducir las emisiones en por lo menos un 80% sobre los niveles de 1990 para el año 2050, un objetivo muy ambicioso, considerando que la propuesta más atrevida ha sido la de la Unión Europea, que ha ofrecido una disminución del 30%.
Fuente: La Voz de Galicia