La Comisión Europea (CE) ha aprobado su paquete de medidas para hacer frente al cambio climático, que incluyen planes para recortar las emisiones de CO2 e impulsar el uso de las energías renovables y de los biocombustibles.
El objetivo de la CE es reducir de aquí a 2020 en un 20 por ciento las emisiones de gases contaminantes y que las energías renovables representen el 20 por ciento del consumo europeo, tal y como acordaron el pasado mes de marzo los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete.
El documento establece el reparto entre los países del recorte de CO2 que deberán llevar a cabo los sectores no incluidos en el comercio de emisiones (como el transporte, la vivienda o la agricultura) para lograr el objetivo. Asimismo, Bruselas ha asignado diferentes objetivos obligatorios para cada país, que permitirían al conjunto de la Unión pasar del 8,5 por ciento que las renovables representan actualmente en el ‘mix’ energético comunitario al 20 por ciento.
Así, respecto a España, la CE propone recortar en un 10% sus emisiones de gases contaminantes con respecto a los niveles de 2005 y producir un 20% de energías renovables de aquí a esta fecha, más del doble de la producción actual. En el caso de las energías renovables, que en España suponían en 2005 un 8,7 por ciento, el objetivo se fija en un 20 por ciento, cifra con la que a priori estaba de acuerdo el Gobierno.
El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, ante el pleno del Parlamento Europeo, reunido en sesión extraordinaria, ha cifrado en 3 euros por ciudadano europeo y semana el coste estimado de las medidas propuestas. «Es cierto, van a tener un coste, pero es un coste asumible, y tenemos que compararlo con el coste que tendría no hacer nada», ha declarado Barroso ante el pleno del Parlamento Europeo, reunido en sesión extraordinaria.
Según Barroso, si la UE no emprende un plan ambicioso de reducción de las emisiones de efecto invernadero, el coste para los europeos sería de 60 euros por persona a la semana, según los cálculos de la CE.
Emisiones según el PIB por cápita
La propuesta prevé que la distribución de los recortes de emisiones se hará en función del PIB per cápita de los países, por lo que los estados más ricos tendrán que realizar recortes considerablemente mayores mientras que los menos desarrollados (los nuevos socios del Este) podrán, en algunos casos, hasta aumentarlas, aunque de forma limitada.
Para asegurar una «contribución justa» al sistema, la CE plantea que ningún país pueda ser obligado a recortar sus emisiones más de un 20 por ciento con respecto a los niveles de 2005 ni pueda superarlas en más del 20 por ciento.
Según la CE, ese margen «asegura que los objetivos nacionales serán técnica y económicamente posibles y razonables y que no se producirá un aumento irracional de los costes».
El reparto de Bruselas prevé que los países que tendrán que hacer un mayor esfuerzo serán Dinamarca, Luxemburgo e Irlanda (que habrán de reducir sus emisiones en un 20% con respecto al año de referencia), mientras que Bulgaria podrá aumentarlas en un 20% y Rumanía en un 19%.
La Comisión espera no obstante que los países donde se va a poder seguir aumentando el CO2 «limiten el crecimiento de sus emisiones en aras de contribuir al compromiso conjunto de reducción asumido por la UE».
Los esfuerzos de reducción deberán basarse «en el principio de solidaridad y la necesidad de un crecimiento económico sostenible». La CE indicó en un comunicado que los países no podrán oponerse a los objetivos de reducción una vez hayan sido fijados definitivamente, aunque recordó que «todavía hay margen de negociación» sobre los mismos, ya que los porcentajes exactos serán decididos en procedimiento de codecisión entre el Consejo y el Parlamento Europeo.
Energías renovables
En cuanto a las energías renovables, Francia deberá alcanzar un 23 por ciento (frente al 10,3), Alemania deberá aumentar el uso del 5,8 por ciento al 18%, el Reino Unido tendrá que pasar del 1,3 por ciento al 15 por ciento e Italia del 5,2 al 17 por ciento. Los objetivos absolutos más ambiciosos corresponden a Suecia, que deberá tener un 49 por ciento de renovables en 2020, Letonia (42%) y Finlandia (38%).
En el otro extremo estarán países como Malta y Luxemburgo, que actualmente apenas cuentan con fuentes renovables, y a los que se les requerirán objetivos en torno al 10 por ciento.
Si las propuestas de la CE son aprobadas, cada Estado miembro deberá elaborar un plan de acción en el que detalle cómo tiene previsto alcanzar sus metas y cómo evaluará los progresos.
Finalmente, y ante el rechazo de países como España y Alemania, la CE no impondrá la creación de un mercado de títulos de energías renovables que permitiría a los estados que superen sus objetivos mínimos vender certificados de renovables a otros con más dificultades para conseguirlos.
La propuesta del Ejecutivo comunitario establece que los países podrán mantener sus planes nacionales de fomento de las energías renovables y, si lo desean, vender certificados de renovables a socios con más dificultades para producir este tipo de energía.
Fuente: La Vanguardia