Hace exactamente 12.679 años se produjo un drástico cambio climático el oeste de Europa, al parecer, después de un cambio del rumbo de vientos helados sobre el Atlántico, según ha confirmado un grupo de científicos, lanzando una indirecta sobre cómo puede cambiar el clima de forma repentina.
El estudio, realizado sobre polen, minerales y otros materiales depositados durante años en las profundidades del lago Meerfelder Maar, en Alemania, apuntan a un abrupto cambio en los sedimentos debido a un repentino enfriamiento en un periodo de un año. «Nuestros datos indican bruscos descensos de temperatura en la climatología desde el otoño hasta la primavera de hace 12.679 años, coincidiendo con otros cambios en la misma región», indican los científicos en la revista Nature Geoscience.
El equipo ya conocía los enfriamentos que se produjeron al final de la última edad de hielo, conocido como el enfriamiento de Younger Dryas, aunque con el nuevo estudio, que se ha desarrollado en Alemania, Suiza y Estados Unidos, se podrían aclarar las causas y su duración exacta. «Creemos que los cambios en el viento representan un cambio brusco en el Atlántico norte», aseguran.
¿Qué lo provocó?
Respecto a qué provocó estos cambios en los vientos, los científicos especulan con otros factores naturales. Los científicos creen que el enfriamiento repentino podría haber sido causado por el choque de un meteorito que hubiera provoacado el oscurecimiento de la luz del sol por el polvo levantado y el consiguiente descenso brusco de las temperaturas.
Otras teorías apuntan al debilitamiento de la corriente de Gulf-Stream, quizás causada por la entrada de agua dulce al Atlántico o porque se hayan derretido los glaciares sobre Norteamérica o Europa.
Las conclusiones añaden pruebas sobre las condiciones necesarias para cambios bruscos de clima. Algunos científicos creen que los cambios pueden ser causados por el calentamiento global o por las emisiones de efecto invernadero de los humanos.
Otros sugieren que una fusión de los polos, por ejemplo, podría provocar el aumento del nivel de agua en el Atlántico, lo que podría cambiar las corrientes y provocar un cambio climático más brusco. No obstante, Naciones Unidas aseguró el año pasado que es «muy improbable» que se produzca un cambio en el Gulf-Strem durante este siglo.
Fuente: RTVE