Montreal, Canadá, 1 de diciembre. El dióxido de carbono emitido por centrales de energía y fábricas podría almacenarse en capas profundas de la tierra, informó el Grupo Intergubernamental de Expertos de ONU en la Conferencia sobre Cambio Climático que se celebra en Montreal.
El informe presentado el miércoles señala que los gases de efecto invernadero podrían ser capturados y posteriormente bombeados a profundas cavidades subterráneas, como yacimientos de gas y petróleo vacíos. Con este llamado «secuestro de dióxido de carbono» se podrá contar a gran escala como muy pronto dentro de 30 años, según señaló el grupo.
También la Unión Europea (UE) presentó su propio programa de investigaciones para evaluar el potencial de esta técnica y sus correspondientes reglamentaciones legales.
«Opinamos que se trata de una tecnología prometedora, que en el marco de un conjunto de diversas medidas puede tener un papel importante», dijo hoy un miembro de la delegación de la UE. A largo plazo, las energías renovables tienen más potencial para enfrentar el cambio climático, pero se deben investigar diversas áreas.
El método requiere mucha energía, explicó el experto en clima Manfred Treber, de la organización ambientalista Germanwatch. El dióxido de carbono primero es emitido y luego debe ser comprimido para convertirlo en líquido.
«Claramente, las energías renovables y una mejora de la eficiencia energética tienen para nosotros prioridad absoluta», subrayó Treber. Pero podría ocurrir que estas medidas no alcancen para frenar el calentamiento global hasta un nivel aceptable. «En el caso de que esto no ocurra suficientemente rápido, debemos sacar el comodín del almacenamiento del dióxido de carbono», añadió.
Es muy probable que en 100 años el 99 por ciento del dióxido de carbono quede almacenado bajo tierra, dijo Wolfgang Heidung, del consorcio petrolero Shell, en la conferencia del IPCC en Montreal. Probablemente hasta se conserve en un 99 por ciento en 1.000 años.
Según los costos futuros para una tonelada de emisiones de dióxido de carbono y el desarrollo de energías alternativas, podría valer la pena el almacenamiento subterráneo. La condición para ello es la presión política para una reducción de los gases de efecto invernadero, según lo establecido por el Protocolo de Kyoto.
Lo que no es una solución -en eso están de acuerdo la mayoría de los expertos- es el almacenamiento de dióxido de carbono en el océano y en el lecho marino, dado que las consecuencias no son predecibles.
Fuente: www.todito.com