El constructor Boeing presentó este domingo a su nuevo 787 «Dreamliner», el avión innovador, económico y respetuoso con el medio ambiente con el que busca revolucionar el tráfico aéreo.
El Dreamliner aprovecha los adelantos de la tecnología para la aviación de la última década, y es capaz de volar rutas largas usando hasta un 20% menos de combustible que aviones de similar tamaño.
Las virtudes del aparato ya han convencido a 46 clientes de comprar más de 640 unidades, que fueron pedidos antes del estreno mundial de este birreactor para trayectos medianos y largos con una capacidad de entre 210 y 330 pasajeros. Boeing se fijó como objetivo colocar en el mercado cerca de 2.000 aparatos hasta el año 2023.
Uno de sus puntos revolucionarios es que sustituye en un 50% el aluminio, material omnipresente hasta ahora en la fabricación de aviones. De esta forma la mitad de su construcción es gracias a materiales compuestos, como la fibra de carbono, dos veces más sólidas y livianas que el aluminio y con mayor resistencia al fuego.
El encargado de los temas ambientales, Jeff Hawk, aseguró que no conocía ningún inconveniente de estos materiales compuestos, que por primera vez son utilizados para fabricar el fuselaje del avión civil 787. Según Boeing, los componentes son más resistentes y durables y permiten además una reducción de peso que repercute en el consumo de combustible.
Diferencia en el sector
En momentos en que el precio del petróleo se ha disparado, argumentos como éstos marcarán una diferencia en el sector, que en los últimos años ha registrado ganancias débiles, señaló el experto Richard Aboulafia.
Entre las otras innovaciones del 787 figura un sistema de comando que ya no será hidráulico sino eléctrico, más comodidad en la cabina, ventanillas más grandes así como una presurización más confortable que la que tienen los modelos actuales.
Además, otro de los ahorros que promete Boeing se basa en que «los componentes no se degradan, no verá problemas de mantenimiento» como los que se tienen actualmente con el aluminio, aseguró Tom Cogan, el principal jefe ingeniero del proyecto 787.
El 787, que comenzará su carrera comercial unos meses después de que lo haga el A380, el avión gigante de Airbus, prepara una estrategia opuesta a la de su competidor para alcanzar el mismo objetivo de reducción de costos.
El A380, una de cuyas versiones tiene capacidad para más de 800 pasajeros, busca conectar los grandes aeropuertos, mientras que el «Dreamliner» está destinado a conectar ciudades medianas en aparatos con capacidad de 210 a 330 pasajeros.
Fuente: Diari de Tarragona