El aumento de las temperaturas, la reducción de las lluvias y el incremento de la velocidad del viento llevarán a Doñana una disminución de los aportes de los cauces, la bajada de la humedad del suelo y la sobreexplotación e incremento de la contaminación del acuífero Almonte-Marismas. Estos son algunos de los efectos del cambio climático inducido, puesto que su origen principal está el hombre, que durante este siglo podrá vivir el Parque Nacional y que lo llevarán a un proceso de aridificación y desertización.
A estas conclusiones ha llegado un equipo de la Universidad de Huelva (UHU) que ha elaborado para WWF-Adena el informe Doñana y cambio climático: propuesta para la mitigación de los efectos, que se presentó ayer como preludio al Día Mundial de los Humedales, que se celebra hoy. En las últimas décadas ya se ha experimentado una sensible caída de la disponibilidad de agua en Doñana que se verá agravada en un futuro. La disminución de las precipitaciones puede llegar hasta los 110 milímetros al año, con una subida de las temperaturas de entre 2 y 4 grados y un incremento de los días de verano y disminución de entre una y dos semanas en el número de noches con heladas. Como resultado, se asistirá a la consolidación de un proceso general de desertificación.
Las marismas aluviales del Parque, que se nutren fundamentalmente de los avenidas de los ríos, se verán sustituidas en parte por las marismas mareales debido a la subida del nivel del mar. Habrá una caída del total de los aportes superficiales de la cuenca del Guadalquivir entre un 4,5 y un 11 por ciento. En cuanto a las dunas, el manto litoral verá reactivada su movilidad por el incremento de la fuerza del viento y la disminución de la humedad.
Fuertes serán los efectos también en la playa de Doñana. La línea de la costa se verá retranqueada y «se incrementará la erosión de la playa por la destrucción de la duna costera, que es el almacen en el que la playa se repone», explica el profesor Francisco Borja, responsable del área de Goegrafía Física de la UHU y uno de los autores del informe. Un deterioro que se sumaría al que ya sufre el frente litoral de la provincia onubense por la construcción de espigones a lo largo de la costa.
La responsable del área de Cambio Climático de Adena, Mar Asunción, expuso una serie de medidas concretas necesarias para contrarrestar estos efectos. Reclamó ahorro en el consumo de agua que deberá hacer especial hincapié en las explotaciones agrícolas, además de priorizar la recuperación del dominio público hidráulico de las cuencas vertientes del entorno del parque. Otras medidas irían encaminadas a preparar los ecosistemas de Doñana para que sean capaces de adaptarse a los cambios que sobrevendrán a lo largo del siglo.
Fuente: www.diariodecadiz.com