En el Ártico, en lo profundo del Atlántico y en las cálidas planicies de Africa los especialistas en clima ven cómo éste cambia ante sus propios ojos, mientras que en los círculos de poder, las negociaciones para detener su deterioro avanzan lentamente.
Hace algunos días en Ginebra, la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) indicó que el 2005 ha sido el segundo año más cálido del que se tenga registro, lo cual extiende una tendencia que los analistas del clima atribuyen al menos en parte a los «gases del efecto invernadero» que se acumulan en la atmósfera e impiden que el calor se disipe en el espacio.
En Nueva York, el Instituto Goddard de la NASA pronosticó que el 2005 superará a 1998 como el año más cálido en todo el mundo en los 125 años desde que se mantienen registros confiables. Indicó que el calentamiento se ha incrementado y ahora cada década la temperatura aumenta en más de 0,16 grado centígrado (0,3 grado Fahrenheit).
«Por lo tanto, el rápido calentamiento observado le da carácter de urgencia a las conversaciones sobre cómo disminuir las emisiones de gases de invernadero», indicaron los investigadores de la NASA.
Cinco días antes en Montreal, sin embargo, la conferencia anual sobre el clima _que agrupa a 189 naciones y es auspiciada por las Naciones Unidas_ finalizó tras dos semanas, y nuevamente fue incapaz de obtener el compromiso estadounidense de disminuir las emisiones de gases que producen el llamado efecto invernadero, algo que casi todos los demás países industrializados ya se comprometieron a lograr antes del 2012 bajo el Protocolo de Kioto.
Los delegados reunidos en Montreal adoptaron normas técnicas para ese acuerdo alcanzado en 1997, por lo que Stephane Dion, presidente de la conferencia canadiense, declaró: «El Protocolo de Kioto ha sido puesto en marcha». Y las 157 naciones que lo firmaron accedieron a negociar una mayor reducción en las emisiones para el período después del 2012.
Pero los objetivos de la primera fase de Kioto, establecidos específicamente para cada país, son modestos y puede que no se cumplan en su totalidad; no hay garantía de que las negociaciones de la segunda fase producirán recortes más profundos, y Estados Unidos, el mayor productor de gases de invernadero, sigue sin adherirse al protocolo.
El dióxido de carbono, el más importante de los seis gases que el protocolo busca controlar, es un subproducto de los motores de automóviles, las plantas generadoras de electricidad y otras industrias que consumen combustibles fósiles.
El nivel de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado en más de un tercio desde la Revolución Industrial. Científicos europeos que analizaron las capas de hielo de la Antártida para determinar la evolución de la composición de la atmósfera, dijeron que el nivel actual de dióxido de carbono es 27% mayor que cualquier nivel máximo anterior de los últimos 650.000 años.
Una red de científicos convocados por la ONU advierte que, si las emisiones no son controladas y las temperaturas promedio continúan incrementándose, las zonas climáticas podrían modificarse, los niveles en los océanos aumentarían debido a la expansión del calor y el derretimiento de los glaciares, y se producirían sucesos climatológicos más extremos.
Entre los últimos reportes del impacto del calentamiento se encuentran los siguientes:
– La WMO indicó que el Océano Artico, donde las temperaturas promedio durante el invierno se han incrementado hasta en 3,89 grados centígrados (7 grados Fahrenheit) en los últimos 50 años, la capa de hielo este verano había adelgazado 20% en comparación con el promedio entre 1979 y el 2004.
– Los oceanógrafos británicos informaron que han disminuido las corrientes del Atlántico que llevan agua caliente hacia el norte de Europa, y se cree que el agua dulce que se derrite de las capas de hielo y glaciares del norte está interfiriendo con las corrientes de agua salada. A la larga un cambio así podría enfriar el clima europeo.
– En el sur de Africa, asediado por cuatro años de sequía, las temperaturas promedio durante el período de 12 meses que concluyó en julio pasado fueron las más cálidas registradas en la historia, indicaron científicos británicos. La temperatura se incrementó más de 1,1 grados centígrados (2 grados Fahrenheit) por encima de un promedio reciente de 40 años.
– En Vanuatu y Papua Nueva Guinea, en el suroeste del Pacífico, el aumento en el nivel del mar está obligando a cientos de isleños a abandonar hogares costeros vulnerables en busca de tierras más altas, según la ONU e informes noticiosos.
Una pequeña minoría de escépticos, que durante largo tiempo sostuvieron la teoría de que las emisiones de gases producidas por el hombre no influían sobre el clima, se ha llamado a silencio a medida que aumenta la evidencia de que se está produciendo un calentamiento global y de sus efectos.
«En cierto sentido, ahora la carga de tener que demostrarlo ha pasado de la gente que dice que hay un riesgo a los escépticos», dijo Michel Jarraud, secretario general de la WMO, durante una entrevista.
En Montreal, enviados del gobierno de George W. Bush, que alguna vez rechazaron el protocolo de Kioto en base al argumento de que había incertidumbre científica en torno al calentamiento global, en esta ocasión alegaron que el control de las emisiones dañaría la economía estadounidense.
En gran medida aislados, los estadounidenses sólo accedieron a unirse a un «diálogo» exploratorio mundial, de carácter no obligatorio, sobre las medidas a tomar en el futuro para combatir el calentamiento.
Mientras tanto, los que ratificaron el protocolo decidieron que un grupo de trabajo debería desarrollar propuestas para la reducción de emisiones por parte de 35 naciones industrializadas después de que expire el actual pacto en el 2012.
Sin embargo, no llegaron a un acuerdo para establecer un plazo para ese trabajo, e hicieron pocos avances sobre la forma para lograr que China, la India y otros países en vías de industrialización se unan al régimen de control de emisiones.
Fuente: laflecha.net