La importancia que tienen los temas asociados al cambio climático global se ve reflejada en la cobertura cada vez más amplia que en los medios masivos de comunicación tienen el conocimiento sobre el fenómeno, las acciones emprendidas y los impactos que tiene en la vida humana.
Desde “La verdad incómoda” de Al Gore, el medio que no habla de cambio climático o que no le dedica un amplio reportaje, no está en la “onda” de lo que pide el lector. Y este es un asunto que se retroalimenta. A mayor despliegue de informaciones alarmantes sobre el futuro que nos espera, mayor número de noticias que se generan. Y esas informaciones ya no se integran en secciones exóticas, sino que llevan la etiqueta de economía y sociedad.
Diarios locales y de tirada nacional e internacional, suplementos y revistas pseudocientíficas, blogs, portales de noticias, radio y televisión. Cada vez son más frecuentes los documentales, reportajes, trabajos de investigación, campañas televisivas e incluso las películas en prime time. En España hemos tenido muchos ejemplos en el último año: TV2, con la noche temática, TV3, con Trenta minuts o Antena 3, con el documental sobre los efectos del Cambio Climático.
Es innegable, a la vista de los datos científicos que, cada vez están más cerca los efectos catástroficos que, para nuestro modo de vida, provocará el Cambio Climático, pero también cada vez existe más indiferencia hacia esos mismos efectos. Y eso por no hablar de los “expertos” que en calculadas operaciones de “grupo de presión” están actuando para minimizar los daños para las grandes corporaciones que provocan, con su actividad, la emisión de CO2 o el efecto invernadero. Esta semana muchos medios recogían la noticia promovida por el grupo de presión ultraliberal “Tennessee Center for Policy Research” en el que se comentaba que Al Gore tiene una elevada factura de la luz en su mansión. Con el mismo sesgo, un economista de prestigio, Xavier Sala i Martin, equiparaba el asunto del Cambio Climático con una crisis de finales del siglo XIX. Entonces la humanidad se enfrentaba a un serio problema medioambiental: el estiércol. La población urbana se disparaba y, dado que el medio de transporte principal eran los coches de caballos, los excrementos se acumulaban peligrosamente causando hedor, enfermedades respiratorias y fiebres tifoideas. Sala i Martin concluía que “los sabios, que proyectaban una explosión demográfica a lo largo del siglo XX, predijeron una crisis ecológica sin precedentes. Han pasado doscientos años y el miedo a morir sepultados por excrementos ecuestres se ha evaporado. Los que no han desaparecido son los sabios catastrofistas. Es como si tuvieran su propia ley de la termodinámica: ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman. Ahora nos dicen que durante el siglo XXI el planeta se calentará hasta 6,4 grados, el nivel del mar subirá provocando inundaciones masivas, los huracanes serán más destructivos y habrá más sequías y más inundaciones.” Fin de la cita, menos mal que el fin de la Naturaleza y de nuestro modo de vida tal y cómo los conocemos es un asunto que se puede equiparar, tan sólo, a la mierda de caballo.
El asunto es que “El cambio climático” está llegando en los Medios, a un punto de saturación a partir del cual dejará de interesar a los redactores jefes, porque será una tema excesivamente reiterado, y al público porque la saturación equivale a anestesia moral en los destinatarios de la noticia. Y como ejemplo de esto último sólo tenemos que acudir a los, casí cien civiles muertos de media al día en la Guerra Civil de Irak.
Es posible que el Cambio Climático se convierta en una moda que desaparezca de los medios de comunicación. Lo que probablemente no ocurrirá y para eso está la obstinada realidad, es que el Cambio Climático (y sus perniciosos efectos) desparezcan de nuestra vida cotidiana. Cuando la mitad de España esté desertificada el problema del agua será un asunto de primer orden. Cuando las enferemedades tropicales llamen a la puerta de la próspera Europa será tiempo de preocuparse. Cuando urbanizaciones contruidas, no ya a pie de playa, sino en las propias playas sean devoradas por la marea la moda del Cambio Climático dejará de ser una especulación para ser “una verdad incómoda”.
Fuente: Dicky del Hoyo