El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lleva años estudiando las variaciones del clima producidas en los últimos 40.000 años a fin de entender y, sobre todo, intentar paliar el calentamiento global. Para ello ha tomado como referencia siete lagos de la Península Ibérica, en particular el Enol. El lago asturiano ha aportado datos a los científicos que se remontan 37.000 años atrás en el tiempo, mucho más que los revelados por los demás fondos lacustres.
El análisis del Enol «nos permitirá datar mucho mejor los avances y retrocesos de los glaciares en los Picos de Europa, reconstruir el clima a escala de milenios y evaluar el momento actual de cambio climático para, a partir de ahí, tomar opciones sociales o políticas», señala Blas Valero, investigador titular del CSIC en el Instituto Pirenaico de Ecología.En abril de 2004, un equipo de investigadores dirigido por Valero estudió los sedimentos del Enol utilizando una plataforma de ocho metros de altura. Se hicieron seis sondeos: cinco en el centro, a una profundidad de 22 metros, y otro en una zona mucho menos profunda. En la actualidad, científicos de Estados Unidos y la Universidad de Oviedo colaboran en el análisis de los sedimentos. «A finales de este año tendremos avanzado el estudio de los indicadores no biológicos para reconstruir cuál ha sido la evolución del Enol como sistema geológico», asegura Valero. A la espera de las conclusiones del proyecto, el estudio paleoclimático permite sugerir que el lago «estaba helado durante gran parte del año y que el frente del glaciar se encontraba muy próximo». Además, el hecho de que la sedimentación del Enol comenzase hace unos 35.000 ó 37.000 años indica que la deglaciación en la zona de los Picos «ocurrió mucho antes que en el norte de Europa». Según Valero, «en zonas como Inglaterra y los países escandinavos la máxima extensión de los hielos fue hace 20.000 años, pero en los Picos se produjo mucho antes».
Fuente: Consumer.es