El cambio climático y sus efectos son cada vez más evidentes. Vivimos veranos cada vez más largos y calurosos e inviernos cada vez más cortos. Pero, ¿cómo afectará todo esto a un sector tan importante para Catalunya como es el turismo?
El profesor del departamento de Geografía de la UAB Joan Carles Llurdés ha estudiado a fondo la problemática de los efectos que tendrá el cambio climático en Catalunya sobre el turismo. Llurdés estuvo el miércoles de la semana pasada en Lleida exponiendo el tema en una conferencia organizada por el Departament de Ciències Experimentals i Noves Tecnologies del Institut d’Estudis Ilerdencs.
– Pregunta: ¿Qué efectos tendrá el cambio climático sobre el turismo de nieve?
– Respuesta: Todas las previsiones, estudios e hipótesis indican que este tipo de turismo será el más afectado, negativamente hablando, por el cambio climático. Todo apunta a un futuro bastante negativo para el turismo de nieve. El cambio climático supondrá un aumento de la temperatura. Esto quiere decir que la cota de nieve subirá, y las estaciones de esquí que estén a menos altitud se verán afectadas.
– ¿A partir de qué cotas encontraríamos entonces buena nieve?
– En Catalunya las cotas más bajas están sobre los 1.800 metros y las más altas sobre los 2.600 más o menos. Si se calcula que cada 100 metros de altitud hay un aumento de un grado, de aquí a un tiempo, no sabemos cuándo, deberíamos subir hasta los 2.000 metros como mínimo para encontrar buena nieve.
– ¿No se puede solucionar el problema con nieve artificial?
– Hay muchas estaciones de esquí catalanas que si tienen nieve es porque la producen con cañones artificiales. Si sube la temperatura cambiarán también las condiciones para que se pueda producir nieve artificial. Por lo tanto, todos estos factores harán que aquellas pistas de esquí catalanas que se encuentren en cotas más bajas tengan que cerrar y las estaciones de esquí tendrán que subir poco a poco las pistas. Pero esto tampoco será factible, porque en Catalunya no hay demasiadas montañas mucho más altas y por cuestiones económicas. De hecho, yo no le encuentro ningún aspecto positivo al cambio climático.
– Qué me dice del turismo rural, ¿se vería afectado de alguna manera?
– No tiene por qué verse muy afectado, en principio. Se prevé que el aumento de las temperaturas en la zona occidental no sea tan acusado como en otras zonas, y se iría repartiendo a lo largo de todo el año. Hablaríamos de veranos más largos e inviernos más cortos. En todo caso, se podría ver afectado por las sequías, que serán cada vez más frecuentes, y por el alto riesgo de incendio.
– Se ha llegado a comparar el calor de la plana de Lleida con el del desierto de Almería. ¿Se podría temer una progresiva desertización de la zona?
– Bien, la plana es una zona con un clima muy extremado. ¿Llegaremos a un grado de desertización similar al de Almería? No me atrevería a decir que no, pero las previsiones apuntan que esto pasará de forma muy gradual y no sé hasta qué punto estaríamos dispuestos a invertir para impedir que suceda.
– ¿Qué se puede hacer desde el sector turístico para paliar estos efectos?
– Tenemos una ventaja. El cambio climático ya se está produciendo, pero con una gradualidad en sus manifestaciones. Esto quiere decir que todas las instituciones tendrán más o menos tiempo para adaptarse al cambio e invertir en infraestructuras y medidas preventivas que ayuden a paliar sus consecuencias. En el fondo es una cuestión de inversiones, y las empresas del sector turístico tienen que estar dispuestas a asumirlas en lugar de confiar quizás tanto en la tecnología.
– ¿Cómo afectará la falta de agua al turismo?
– El turismo es un sector muy encarado al consumo de agua. Según los últimos cálculos, la media de consumo diario de agua de un turista en Catalunya es de 400 litros diarios, sin sumar a esta cifra el agua de las piscinas, de riego de campos de golf, etcétera. Es un sector que consume y malgasta mucha agua. Y además existe una cuestión de mentalización. El turista quiere ir a sitios en los que no le falte el agua y donde ésta sea de calidad, y en nuestro país el agua no abunda y a veces cuesta mucho dinero hacerla llegar a según qué lugares.
– ¿Podríamos decir entonces que los pueblos catalanes dejarán de ser destinos turísticos si sufren restricciones de agua?
– Bueno, el turista espera ir a sitios en los que esté más cómodo que en su propia casa. De cara al turismo, los cortes restrictivos de agua dan muy mala imagen. Si el turista de sol y playa en Catalunya, por ejemplo, se encuentra con que no puede disfrutar de una piscina o que le cuesta mucho más dinero hacerlo, buscará otros destinos de vacaciones. Por lo tanto, la escasez de agua, con el tiempo, se traducirá en la pérdida del turismo.
– Respecto a otros destinos turísticos en el Mediterráneo y a la forma en que el cambio climático les va a afectar, ¿en qué lugar quedaría Catalunya?
– Los efectos del cambio climático en Catalunya y España en general van a ser evidentes y no los podemos negar. Pero si los analizamos en el contexto del ámbito mediterráneo vemos que seguramente los efectos serán más graves en la zona oriental: costas turcas, costas griegas, del próximo oriente… Al turista de sol y playa le da igual veranear en un destino o en otro. Si se encuentra con que el calor es insoportable en la zona oriental del Mediterráneo, probablemente se decantará más por las playas catalanas.
Fuente: La Mañana