Según el investigador Bjarne Andresen, «todo el debate es un espejismo», asegurando que el concepto de «temperatura global» es una imposibilidad termodinámica y matemática.
Las alarmas por las consecuencias del calentamiento global se han disparado en los últimos meses con agoreros pronósticos de desastres naturales, pérdidas de cosechas y hambruna en todo el mundo.
Desde el sombrío documental del ex vicepresidente de EEUU Al Gore, «An Inconvenient Truth» (Una verdad incómoda»), ganador de dos Oscar este año, hasta una cadena de estudios y observaciones, todos coinciden en que ese calentamiento es causado por los gases invernadero, principalmente el dióxido de carbono, que contaminan la atmósfera.
Sin embargo, según el investigador Bjarne Andresen, «todo el debate sobre el calentamiento global es un espejismo».
Agrega que el método utilizado para determinar el calentamiento global y sus consecuencias «es más política que ciencia».
En un artículo publicado en la revista «Journal of Non-Equilibrium Thermodynamics», Andresen, del Instituto Niels Bohr, de la Universidad de Copenhague, afirma que el concepto de «temperatura global» es una imposibilidad termodinámica y matemática.
El científico se refiere a los estudios que afirman que como consecuencia de las mayores temperaturas, el planeta se enfrenta a futuras pérdidas de la masa de hielo polar, aumento de los niveles marinos, más precipitaciones en algunas zonas, sequías en otras, mayor violencia de los huracanes y los tifones.
El último de ellos, publicado por la revista «Environmental Research Letters», afirmó esta semana que el calentamiento global ha provocado una pérdida en la cosecha de productos esenciales para la dieta de los seres humanos en todo el planeta.
Según investigadores del Instituto Carnegie y del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, entre 1981 y 2002 el calentamiento redujo la producción de trigo, maíz y cebada en alrededor de 40.000 millones de toneladas métricas anuales.
Según los científicos, su estudio demuestra que esta reducción se origina en el calentamiento causado por la actividad humana en el planeta y que sus efectos son inmediatos.
«La mayor parte de la gente piensa que el cambio climático es algo que tendrá un impacto futuro», manifestó Christopher Field, uno de los autores del estudio y director del Departamento de Ecología Global del Instituto Carnegie.
«Este estudio constata que el calentamiento registrado en las últimas dos décadas ya tiene consecuencias reales en el suministro alimentario mundial», agregó.
Aumento de temperatura
Por otra parte, pese a que no lo vinculó a los gases invernadero, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA) reveló que el último invierno en el hemisferio norte ha sido el más cálido desde 1880.
El organismo del Gobierno de EEUU indicó en su sitio de internet que en el lapso diciembre-febrero, las temperaturas fueron de 1,3 grados centígrados superiores a la media del siglo XX.
NOOA también señaló que durante el último siglo las temperaturas en la superficie del planeta han aumentado una media de 0,06 grados centígrados por década.
Ese incremento ha sido tres veces superior a partir de 1976 (0,18 grados centígrados) por década y las mayores subidas se han registrado en las latitudes altas del hemisferio norte.
Pero, según Andresen y los científicos Christopher Essex, de la Universidad de Western Ontario, y Ross McKitrick, de la Universidad de Guelph, también en Ontario, «es imposible hablar de una sola temperatura en algo tan complicado como el clima de la Tierra».
Andresen afirma que la temperatura sólo se puede definir para un sistema homogéneo. Más aún, el clima no se puede determinar con una sola temperatura.
«Más bien, las diferencias de temperaturas son las que impulsan los procesos y crean las tormentas, corrientes marinas, truenos, que son las que constituyen el clima», señala.
«No tiene ningún significado hablar de una temperatura global para la Tierra» porque hay componentes en todo el planeta que, según el experto, no se pueden, simplemente, sumar y promediar.
Según los científicos, existen dos formas de calcular los promedios, el aritmético y el geométrico. Ambos dan resultados diferentes y ambos son correctos.
Se necesita una razón sólida para elegir uno en desmedro del otro y «por ello las afirmaciones de desastre pueden ser una consecuencia del método usado», añaden Andresen y sus colegas.
Y subrayan que se necesitan argumentos físicos para decidir el uso de uno u otro método para describir el estado de la Tierra…, «no la tradición».
Fuente: El Mostrador