Un equipo de geógrafos y biólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluye en un estudio que durante este siglo el aumento de la temperatura en las montañas será más del doble que en el siglo XX. El estudio, que se publica en el próximo número del Journal of Global Environmental Change, está dirigido por el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales David Nogués, que ha evaluado el calentamiento climático durante el siglo XXI para todos los sistemas montañosos del mundo y ha resumido los posibles impactos ecológicos, hidrológicos y socio-económicos que pueden acontecer.
Entre los futuros impactos se encuentran, por ejemplo, la posible extinción de especies alpinas. «Algunas de estas especies pueden no encontrar en el futuro las características ecológicas que necesitan para su supervivencia», afirmó el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y coautor del estudio, Miguel Araujo.
Según los científicos, los impactos para los recursos hídricos estarán relacionados con la reducción o desaparición de los glaciares y de las cubiertas de nieve, tanto en su duración a lo largo del año, como en su espesor. Ello puede influir en una mayor variabilidad de los caudales de los ríos, la posible modificación de los patrones de gestión del agua en los embalses, una posible mayor necesidad de construcción de presas y una mayor inestabilidad en la producción de energía hidroeléctrica. «Las estaciones de esquí pueden experimentar una reducción de los espesores y de la duración del manto de nieve y su papel como factor económico dinamizador de los ámbitos montañosos puede quedar en entredicho», explicó David Nogués.
Mayor calentamiento en los polos
Los investigadores subrayan también que el calentamiento será mayor para aquellas cordilleras situadas en las zonas polares y boreales que para las tropicales. Sin embargo, la magnitud del calentamiento no es la única cuestión que hay que tener en cuenta. Juan Pablo Martínez Rica, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y también autor del artículo, indicó que «el cambio climático en las cordilleras puede afectar más severamente a aquellas situadas en los países pobres que tienen una menor capacidad adaptativa ante los cambios que se avecinan».
Un estudio previo del cambio de temperaturas para las montanas del mundo durante la segunda mitad del siglo XX registró un aumento de la temperatura de 0,13 grados centígrados por década (en la segunda mitad de siglo XX, el aumento ha sido de 0,65 grados centígrados). Sin embargo, ahora el cambio proyectado por el equipo del CSIC para el 2055 es de 3,2 grados centígrados (0,4 grados más por década) para un escenario de uso más intensivo de recursos fósiles, y de 2,1 grados centígrados (0,26 grados cada década) para un escenario con menores emisiones de CO2.
Para David Nogués, «estas cifras demuestran que los impactos futuros en las montañas serán mayores con una economía basada en el consumo de petróleo». Ante esta amenaza, «es necesario desarrollar programas y marcos específicos de investigación para zonas de montaña con el objeto de evaluar los impactos del cambio, y desarrollar además las estrategias adecuadas de mitigación y adaptación al cambio climático, como la reducciones de emisión de CO2», concluyó Nogués.
Fuente: Levante