El cambio climático provoca en la Península Ibérica mayores temperaturas, un incremento de las condiciones de aridez, así como más eventos extremos de precipitación, según se desprende del informe ‘Clima en España: Pasado, presente y futuro’, elaborado por la red telemática CLIVAR-España, presentado por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.
En cuanto a la situación actual de las temperaturas, el texto cita que los registros instrumentales del siglo XX muestran un aumento progresivo de la temperatura, que ha sido especialmente acusado en las tres últimas décadas (1975-2005), cuando se define una tasa media de calentamiento de 0,5 grados centígrados por década, aproximadamente.
Concretamente, se trata de una cifra un 50 por ciento superior a la media continental en el Hemisferio norte y casi el triple de la media global, pero que no sólo se registra en España sino en todo el continente europeo, apuntó el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Blas Valero, que resumió parte de los datos obtenidos.
«El calentamiento ha sido uniforme en todas las estaciones del año, pero en los últimos 30 años el calentamiento ha sido mucho más pronunciado en primavera y verano», agregó el experto.
En relación a las precipitaciones, la investigadora de la Universidad de Barcelona y participante en el estudio, Ileana Bladé, señaló que la precipitación anual en las tres décadas recientes ha disminuido de forma «significativa» en relación a las décadas de los 60 y 70, especialmente a finales de invierno.
Además, indicó que la década que está a punto de concluir registra los valores más bajos de precipitación anual desde 1950 aunque la precipitación ha descendido de forma generalizada a mínimos históricos. «Con el aumento de las temperaturas se pronostica un descenso muy importante de las precipitaciones mediterráneas, incluida la Península Ibérica, especialmente en el siglo XXI; así como a una redistribución de las mismas en las regiones extratropicales y subtropicales», añadió.
AUMENTO DE LA TEMPERATURA DEL MAR
Por su parte, el investigador del Organismo de Puertos del Estado, Marcos García, detalló que el cambio climático, por un lado, está generando en el Golfo de Vizcaya un aumento de la temperatura superficial entre los 0,12 y los 0,35 grados centígrados en la década en el sector noroccidental, un calentamiento que se extiende en la columna de agua, con subidas de temperatura de entre 0,15 y 0,30 grados en los primeros 1.000 metros.
Por otro lado, en la cuenca mediterránea, durante la segunda mitad del siglo XX, se registra un aumento de temperatura y salinidad en capas profundas, así como una elevación de los valores de salinidad en capas intermedias.
«En muy pocos metros de la capa superficial del océano se acumula tanto contenido térmico, agua, CO2 como en toda la atmósfera. El océano, además de representar la memoria y la inercia de los cambios climáticos, ha absorbido el 80 por ciento del incremento del calor observado en el sistema climático», puntualizó.
SEIS GRADOS MÁS EN VERANO
De esta forma, García avanzó que para finales del siglo XXI se espera un importante aumento de la temperatura media estacional, con un máximo en verano cercano a los seis grados centígrados por el mayor impacto antropogénico, y un mínimo en invierno de dos ó tres grados centígrados.
También, se prevé un descenso de la precipitación a lo largo de todo el año, mayor en verano que en invierno. En promedio, se predice una tendencia a condiciones más áridas en la mayor parte de la Península Ibérica.
«Con mayor incertidumbre, los modelos sugieren un incremento de los eventos extremos de precipitación, tanto los episodios secos como las precipitaciones más intensas. De igual forma, se predice un incremento de los eventos de temperaturas elevadas, superiores a los 30 grados, especialmente en zonas del sur peninsular», apostilla el informe.
Por su parte, Teresa Ribera, concluyó el acto resaltando, tres meses después de la Conferencia del Clima celebrada en diciembre en Copenhage (COP 15), que sus aportaciones no han sido «lo suficientemente valoradas» y que éstas subrayan la importancia de dejarse guiar por el conocimiento científico e incluso considerar términos de riesgo «como tarde para 2015».
Este informe ha sido elaborado por un equipo de expertos de forma voluntaria, previa invitación a todos los investigadores españoles, y se trata de un texto «riguroso», porque los datos científicos que se recogen aparecen en revistas internacionales, así como «abierto», donde podrán recopilarse más contribuciones científicas, según explicó Valero.
En el acto, también estuvo presente el presidente de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Ricardo García, que adelantó que la institución va a ‘reconvertirse’ y focalizar más sus esfuerzos en facilitar a los usuarios el acceso a los datos generados electrónicamente.
El principal objetivo de la red telemática CLIVAR-España es promover y coordinar la contribución española al programa CLIVAR (Climate Variability and Predictability) que tiene entre sus objetivos extender la fiabilidad de las predicciones climáticas a escala estacional e interanual, mediante la mejora de modelos de clima global y regional. En esta red colaboran hasta 50 investigadores españoles, con sus respectivas líneas de investigación.
Fuente: www.europapress.es