Mientras daba mi rutinario paseo por Google News leí este impactante titular. La sorpresa y curiosidad me han obligado a repasarlo. La notícia parece cierta y no deja de ser un ejemplo más de hasta dónde puede llegar la raza humana en el control y cambio climático. ¿Caravanas de hielo desde zonas polares a latitudes más meridionales? ¿Se plantean seriamente provocar lluvia artificial a gran escala? ¿Cómo afectará a la Corriente del Golfo? Por suerte se necesitan muchos millones de litros para provocar cambios significativos, pero … suma y sigue…
La principal empresa de suministro de agua de Gran Bretaña, Thames Water, se está planteando seriamente la posibilidad de remolcar icebergs desde el océano Ártico hasta Londres, a través del río Támesis, para tratar de paliar los efectos de la grave sequía que vive el país desde hace meses. Para la compañía, transportar agua por carretera o con barcos-tanque resultaría demasiado caro.
«Tenemos que examinar todas las alternativas posibles, y entre ellas barajamos remolcar icebergs desde el Ártico y provocar lluvia artificialmente», aseguró al diario ‘The Times’ Richard Aylard, uno de los responsables de la empresa.
Según Thames Water, la primera opción que baraja la compañía es llevar agua con barcos-tanque desde regiones como Escocia o Noruega a través del Mar del Norte. Sin embargo, la compañía ha descartado que el transporte del líquido elemento se pueda hacer por carretera. «Llevar agua para ocho millones de personas en camiones no va a ser posible», aseguró.
«Para mucha gente, la opción de los icebergs puede parecer ridícula, pero nosotros estamos intentando determinar si es viable esa forma de traer agua», aseguró Aylard. De momento, Thames Water no ha precisado si los bloques de hielo los sacarían de Groenlandia o de Escandinavia.
Thames Water, filial del grupo alemán RWE, se ocupa de la canalización de aguas residuales de 13 millones de personas y suministra agua potable a ocho millones en un área de casi 13.000 kilómetros cuadrados en el sur de Inglaterra, Londres incluido. De momento, la empresa está buscando fórmulas para seguir llevando agua a sus clientes y evitar las restricciones, aunque de no conseguirla, podrían empezar a cerrar los grifos en los próximos días.
La sequía que atraviesa el país es tan severa que, por primera vez en 10 años, el Gobierno de Blair ha ordenado a las compañías suministradoras que hagan un aprovisionamiento de agua suficiente para seis meses. Desde esta semana, más de 650.000 personas en 270.000 hogares y 18.000 empresas en el sureste del Reino Unido afrontan restricciones en el uso de agua, y la medida será imitada en breve por otras compañías suministradoras, entre ellas Thames Water.
Además, el Gobierno británico ha emitido su primera normativa sobre sequía desde 1995, autorizando la prohibición de usos no esenciales del agua en el sureste del país, lo que incluye el uso del agua del suministro para llenar piscinas, mantener fuentes o lavar coches. Los ciudadanos sólo podrán lavar sus automóviles por motivos de higiene o seguridad, es decir, el parabrisas y los faros.
El director de la Agencia de Gestión Medioambiental, David King, ha advertido que durante los últimos 18 meses, las lluvias en el Reino Unido han sido menores que durante la sequía de 1974-76 y muy similares a las graves sequías registradas entre 1932 y 1934.
Fuente: El Mundo