La capa de hielo que cubre el mar Ártico estaría derritiéndose a un ritmo aún más rápido que lo avanzado por los últimos estudios que utilizaban modelos informatizados. Según las conclusiones del estudio del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas del Centro Nacional de Datos de la Nieve y el Hielo de la Universidad de Colorado, la capa de hielo del Ártico podría desaparecer estacionalmente ya en 2020, al menos 30 años antes de lo previsto.
Esta predicción revela un deshielo mucho más rápido que el calculado en cualquiera de los 18 modelos informáticos utilizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en sus evaluaciones de este año. Mientras que los estudios anteriores afirmaban que en torno a la mitad de las pérdidas de hielo registradas entre 1979 y 2006 se debían a los gases de efecto invernadero y la otra mitad a variaciones climáticas, este nuevo estudio asegura que los gases de efecto invernadero podrían desempeñar un papel más importante del que se creía.
Este estudio, que ha sido financiado por la NASA y será publicado por la versión digital de Geophysical Research Letters, se ha basado en las comparaciones entre las simulaciones informáticas del clima ártico y de las condiciones del hielo con las imágenes tomadas por los satélites y otras herramientas.
Mínimo en septiembre
Estas imágenes muestran que septiembre es el mes en que cada año se registra el mínimo tamaño de la capa de hielo ártica. Los modelos simulaban unas pérdidas de la capa de hielo en septiembre de un 2,5% por década de 1953 a 2006, hasta un máximo del 5,4% en cualquier modelo, pero los últimos datos disponibles señalan que ya entre 1953 y 2006 esta reducción fue de en torno al 7,8% por década.
Marzo, en cambio, es el mes con la mayor extensión de la capa de hielo. Según los estudios anteriores, la reducción de la capa de hielo en este mes era de una media del 1,8% por década entre 1953 y 2006. Pero esta pérdida media sería el triple de acuerdo con este nuevo estudio. Los autores de este estudio achacan estas discrepancias entre los estudios al hecho de que los modelos informáticos no consiguen capturar el impacto total del aumento de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
Fuente: Portal del Medio Ambiente