Según un reporte de la ONU, es posible que para 2100 la temperatura global aumente entre 6.5 y 7 grados centígrados, dos grados más de lo que se había previsto en 2014.
Las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los combustibles fósiles están calentando la superficie de la Tierra más rápidamente de lo previsto, según nuevos modelos de proyección llamados a reemplazar las herramientas actuales de la ONU.
En 2100, al ritmo actual de emisiones, la temperatura media podría aumentar entre 6.5 y 7 ºC respecto a los niveles preindustriales, según dos modelos presentados este martes por sendos centros de investigación de referencia en Francia. Esto supone hasta 2 ºC más de lo que previó el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) en su Quinto Informe de Evaluación de 2014.
Los nuevos cálculos también apuntan a que los objetivos del Acuerdo de París de limitar el cambio climático a un aumento «bien inferior» a los 2º C y a 1.5 ºC de ser posible, serán todavía más difíciles de alcanzar.
Con un calentamiento de apenas +1 ºC hasta ahora, el mundo ya está sufriendo olas de calor más intensas, sequías, inundaciones, entre otros fenómenos extremos. Los nuevos modelos presentados por el Centro Nacional de Investigaciones Meteorológicas y el Instituto Pierre-Simon Laplace de Francia, forman parte de una nueva generación de sistemas que servirán como base para elaborar el próximo gran informe del IPCC en 2021.
Entre un tercio y 99 por ciento de la capa superior del permafrost podría fundirse en 2100 si no se frena la contaminación por CO2, soltando en el aire miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, según el borrador de un informe del IPCC sobre océanos.
Puntos de inflexión
Uno de los hallazgos clave de estos dos modelos es que el aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera calentará la superficie de la Tierra más fácilmente de lo que habían previsto los anteriores cálculos. Los modelos franceses son los primeros en publicarse pero los demás están llegando a la misma conclusión, incluidos los «más respetables de Estados Unidos y del Met Office», la agencia meteorológica británica, según Boucher.
Ríos secos, hielo derretido
Dentro del escenario más pesimista, los aumentos de precipitación serán muy importantes en el Pacífico tropical y en cifras variables en el océano Índico oriental. En toda la cuenca mediterránea se espera una disminución de los niveles de lluvia, mientras que al norte de Europa lloverá cada vez más, «independientemente del modelo y el escenario».
Esta redistribución irá acompañada de «sequías mucho más largas y extensas», la agricultura se verá fuertemente afectada y los incendios forestales se multiplican en regiones donde no son demasiado frecuentes hoy en día. Su previsión incluyó también un dato muy concreto y contundente: el río Garona, que nace en España y atraviesa media Francia estará seco desde el 2070 durante varios meses de año.
Las capas de hielo polares seguirán retrocediendo, como ha venido ocurriendo durante tres décadas, ya sea en verano como en invierno. A partir del 2050 el hielo marino podría desaparecer por completo en época estival. Según uno de los modelos, elaborados por el Instituto Pierre-Simon-Laplace, el desielo ya podría completarse para marzo en las latitudes árticas.