Una fractura en la corteza terrestre, el calentamiento global o la salida de un «tapón», podrían estar detrás de la misteriosa desaparición de un lago en el extremo sur chileno, que como única huella dejó una gigantesca fosa con grietas y algunos témpanos en el fondo. El hoy famoso lago –que no tiene nombre– se ubicaba unos 2.000 kilómetros al sur de Santiago, en el borde occidental de Campos de Hielo Sur, y para llegar a él había que navegar unas 40 horas y caminar cuatro más.
Las conjeturas sobre qué causó la desaparición abundan, incluida la del jefe de guardabosques Juan José Romero, que en la víspera informó al mundo de su pérdida.
«Hay gente que lo ha tomado como una catástrofe de envergadura, pero capaz que esto sea algo más natural que lo que nosotros creemos», dijo Romero el jueves.
Agregó que «en la naturaleza se deben dar cosas como esta más a menudo de lo que uno cree, pero como son en lugares habitualmente inaccesibles y muy remotos no están los registros».
Por ahora, Romero sigue ocupado respondiendo preguntas de la prensa local y extranjera que quiere saber más del caso, y reuniendo expertos para que visiten el lugar, conocido como fiordo Témpanos.
En reemplazo del lago, de un kilómetro cuadrado de superficie y unos 30 metros de profundidad, ahora hay una gran cavidad con algunas grietas y témpanos en el fondo. Por su formación glacial, no contenía peces.
Un caudaloso río que desembocaba en el lago, de unos 40 metros de ancho, hoy es un simple riachuelo que puede cruzarse a pié.
La desaparición fue descubierta el 27 de mayo, cuando una patrulla de la Corporación Nacional Forestal llegó a la zona, la que no visitaban desde fines de abril.
Andrés Rivera, glaciólogo del Centro de Estudios Científicos de Valdivia, 840 kilómetros al sur de Santiago, dijo que es necesario ver el área, pero que «como están en una zona muy dinámica, donde estos lagos se pueden formar y eventualmente evacuar por la dinámica del hielo, es algo que no debiera llamarnos tanto la atención».
Añadió que estos fenómenos están relacionados con el calentamiento global. «En la Patagonia la mayor parte de los glaciares están retrocediendo, están adelgazándose, y es natural que en los márgenes de los glaciares se formen lagunas».
Opinó que el lago sin nombre «no existía hace 30 años» y que fenómenos como éste se dan en los Himalayas o en el Artico.
Algunos expertos citados por la prensa austral dijeron que quizás el agua desapareció por el fondo del lago, por fisuras en la capa superior de la corteza terrestre, o quizás por movimientos de las placas tectónicas, sobre las cuales está Chile.
El glaciólogo Gino Casassa, colega de Rivera, dijo que puede tratarse de un fenómeno común en los glaciares, conocido como «Glacial Lake Outburst Fold (Glof)», que se resume en un aumento del nivel de las aguas de un lago glacial, que hace que se desborde y arrase con su entorno.
«Junto con ello, la mayor cantidad de agua abre un túnel bajo el hielo, provocando el vaciamiento total del lago. En este lugar probablemente el agua fue a parar al océano», señaló.
Sergio Sepúlveda, del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, también se atreve a formular algunas hipótesis sobre la sorpresiva desaparición del agua.
En declaraciones al diario El Mercurio, coincidió en que puede ser un fenómeno glaciológico, porque estos lagos están encerrados por virtuales muros, conocidos como morrenas, que pueden romperse provocando la brusca salida del agua.
«Es como un embalse de tierra con material depositado por el glacial y esa especie de muro se puede romper por infiltración del agua y si se te rompe, igual que si eso fuera un embalse, se vacía el lago que está detrás y el agua va a parar al río que está abajo y llega hasta el océano».
Cedomir Marangunic, doctor en Glaciología, no ve nada extraordinario en la desaparición del lago y cree que ella se debe al derretimiento del hielo que contenía la laguna.
Las hipótesis seguirán aumentando, pero hay que esperar al menos un mes, para que los expertos visiten la zona y saquen otras conclusiones.
Fuente: Univisión