La razón -argumenta un equipo británico en la prestigiosa revista «Nature»- es que las estelas de condensación que dejan los aviones tienen un mayor efecto sobre el calentamiento global por la noche.
El equipo científico advierte además que los vuelos invernales también son más dañinos comparado con lo del resto del año.
Los aviones: ¿una amenaza real?
Las estelas de condensación de los aviones provocan el efecto invernadero. Éstas tienen dos influencias opuestas sobre el clima: por un lado calentándolo al atrapar el calor que abandona la Tierra y, por otro, enfriándolo al reflejar los rayos solares de vuelta al espacio.
Estos dos factores se equilibran generalmente durante el día, aunque el calor desprendido normalmente es ligeramente mayor al enfriamiento provocado. Pero de noche desaparece el efecto que provoca un enfriamiento, contribuyendo así al calentamiento global.
Según la Dra. Nicola Stuber, la principal investigadora del equipo de la Universidad de Reading, el efecto de las estelas de condensación sobre el clima era conocido desde hace tiempo. Sin embargo, hasta ahora -según ella- no se había investigado el efecto de los vuelos durante distintas horas del día y diferentes estaciones del año.
Junto con investigadores de la Universidad de Leeds, la doctora Stuber observó los aviones que sobrevolaban un emplazamiento en el sudeste de Inglaterra cuando se dirigían al corredor aéreo del Atlántico Norte.
El equipo predijo si estos aviones crearían estelas de condensación o no, estudiando condiciones atmosféricas como la humedad en el aire.
Después crearon un modelo climático para medir el efecto global sobre el cambio climático durante distintas horas del día y diferentes estaciones del año.
Descubrieron que los vuelos nocturnos entre las 6 pm y 6 am -un cuarto del tráfico aéreo total- contribuían en un 60 a 80% del calentamiento anual.
Problema creciente
Los vuelos durante el invierno, que representan el 22% del total, contribuyeron en un 50% al calentamiento provocado anualmente, en gran parte al ser más probable que se formen estelas de condensación entre diciembre y febrero cuando la humedad en el aire es mayor.
«Los aviones todavía tienen un efecto limitado sobre el clima», señala el doctor Piers Forster de la Universidad de Leeds.
«Pero el hecho que se espere que el volumen de tráfico aéreo aumente rápidamente durante los próximos años hace que sea imperativo investigar los efectos de las estelas de condensación de los aviones sobre nuestro clima», sentencia el científico.
Fuente: BBC Mundo